martes, 4 de septiembre de 2012

El Hombre Que Espera



La noche amenazaba con ser la más fría del último año,  la escarcha en el tejado de los edificios y ventanas, ocultaban la huella del crimen que inundaba la ciudad. Sirenas de policía no dejaban de sonar, la situación en la ciudad empeoraba cada segundo que pasaba, secuestros, homicidios todo sucedía independiente la hora del día o de la noche.

En una esquina, donde un traficante de heroína comerciaba con su cliente más frecuente, un policía al parecer el jefe de cuadrante, se levantaba un edificio de unos 20 pisos, y en la mitad de él, estaba la habitación de Noise, intentando conciliar el sueño que Penélope le quitaba.

Rodeado de libros esparcidos por el piso y una cama sin hacer, donde los ratones podrían vivir años sin necesidad de salir, Noise  se revolcaba, teniendo la peor pesadilla que algún hombre podría tener.

¡¡Maldito sueño!!, Ingrid de mierda hasta en mis sueños aparece tu asquerosa y grasosa cara. Será mejor salga a caminar, así dejo de pensar en esa bola de grasa con piernas  y vuelvo a mi hermosa Penélope.  – Somnoliento exclamo el doctor luego de despertar de su pesadilla, cogió su abrigo de segunda piel, puesto que era de un animal bastante grande y salió a caminar por las calles.

Las patrullas pasaban por su lado, emanaban el olor del crimen y la corrupción que se movía dentro de los vehículos, como escapando de ellos mismos y ocultando su realidad culpando a otros seres más desafortunados.

Karpuler se llamaba el bar al que llegó, no lo pensó, hizo ingreso, y colocó su humanidad en la silla más alejada de la barra.  Una dosis de cebada en su mayor grado de fermentado fue su mejor compañera por esa noche. Ocultaba su rostro bajo unos oscuros lentes que no dejaban ver su rostro ni ojos, nunca se los sacaba, solo para dormir.

Una linda mujer de a lo más 25 años se acercó para saludarlo. Doctor, ¿Qué hace aquí? – preguntó una dulce voz, que sonaba como el cantar de un gorrión por la mañana de verano.  No quiero hablar con nadie, márchate por favor, no se quien eres – dijo sin levantar la vista. Había rechazado la causa de su presencia en aquel bar de mala muerte. Penélope ¿Por qué no puedo sacarte de mi mente?, ¿donde estarás? – dijo Noise mientras tomaba el ultimo sorbo de su dulce bebida.