sábado, 3 de noviembre de 2012

   Se hace tarde, ya son las 1:30 de la mañana y no logro conciliar el sueño, por lo tanto me acerco a mi computador y escribo sin idea de por qué, quizás nadie lea esto a menos que lo publique en las redes sociales pero quien lo haga sabrá que hoy domingo termina el ciclo de grabaciones de guitarras y voces en estudio del demo que presentaremos en radios y medios de difusión.
    Este proyecto se ha tornado muy gratificante para mi y creo que para el resto de la banda y para todos los colaboradores también, estamos en ese momento en que se juega a dar el salto de la vida, o llegas muy alto o te mantienes, pero nunca caes, porque yo lo creo así, pienso que las cosas andan al ritmo de la ley de la atracción, lo crees, lo sientes, y lo miras concretado.
    Espero que quien tenga en su poder nuestro disco, cuando pueda ser distribuido tanto en físico como en digital, aprecie este arte distinto y sincero que estamos entregando, que es realizado con mucha pasión y energía.
    Es algo delirante este momento, algo obsesionado con crear algo muy bueno, doy gracias a los músicos que me acompañan en esta tarea, pues con su profesionalismo, amistad y buena voluntad, estamos partiendo bien una carrera profesional. Agradezco tambien a Daniel Jara Ortega, quien me ha presentado a mucha gente del rubro dentro de las cuales se encuentra Nicole Ahumada, nuestra Manager, en quien depositamos nuestra confianza y esperamos que nos guie por el camino adecuado.
   Ahora a dormir y apagar la mente, necesito concentrarme para mañana, o mejor dicho, para unas horas mas.
  

martes, 30 de octubre de 2012

Una rutina desgastada.


 
         Un horrible tapiz en la muralla lo miraba tras esa puerta antigua, podían verse botellas empolvadas de cuando ese Bar era un restaurante dibujado de chilenos disfrazados de italianos, vendiendo pizza a los oficinistas que al mediodía iban por un almuerzo rápido.  Solía esconderse ahí cuando tenía problemas, sabía que ese lugar era el único donde podía incluso gritar y nadie lo escucharía, pues ahí se encontraba, sumergido bajo una botella de vodka ruso de una marca impronunciable por las letras de su etiqueta. Entonces escuchó su nombre – ¡Enzo!, ¿Enzo, estás allí?, todos acá arriba están preguntando – Nada más podría hacer, tendría que levantarse aunque no quisiera, no podía mostrar esa faceta de debilidad.
   - ¡Miren, es Enzo!, vamos, uno, dos, tres, ¡Cumpleaños feliz…! – Era toda su familia y amigos en su cumpleaños número 40 y una torta de 3 pisos gigante de mazapán, su favorita, adornada con luces que iluminaban fuertemente la cara de su señora, a la que sin duda, amaba.  A veces Enzo sufría cambios de ánimo que prefería esconder en ese sótano y no exponerlos al público pero esta vez no pudo, era imposible esconderse a esa altura. - ¿Qué pasa compadre?, ¿tienes algo?, todos viajaron desde lejos y tu traes esa cara. – No me vengas con esa mierda, todos saben por lo que estoy pasando, no puedo pretender que todo anda bien, sabes como soy así que trata de evitar estos comentarios otra vez – y partió tras su esposa tomándola de la cintura mientras con la otra mano cogía una copa de champagne de las  que habían en la mesa.
    Había transcurrido el día muy rápido, ya el sol se escondía tras las montañas y el mar estaba en calma. “Las Violetas 1996” era la dirección de la casa color crema que albergaba a Enzo Vidiella, a Verónica su mujer, y a su pequeña hija Lía de 2 años de edad. Ya no quedaba gente y el último invitado, un amigo de Verónica, que insistía con seguir celebrando sin darse cuenta de la cara de cansado del dueño de casa finalmente se marchó. Ya en la habitación ambos se ponían sus pijamas y comentaban la tarde, ella se veía muy feliz, todo había estado perfecto, había estado tan ocupada atendiendo a sus invitados que no se logró dar cuenta de la cara de angustia que invadió el alma de su marido durante todo el día. Conversaron un rato, hicieron el amor, Enzo olvidó sus preocupaciones por unas horas y logró conciliar el sueño.
    Sus días eran muy rutinarios, sobretodo los días como hoy, cada lunes tipo nueve de la mañana debía recibir la mercadería de la embotelladora para reabastecer el arsenal de licor que semanalmente vendía. – ¡Vamos po` Kike!, ¡Weooón! – Crashhhhhh… Explotaron dieciséis cervezas de medio litro artesanales, la espuma recorrió los zapatos blancos con negro estilo Al Capone que usaba Vidiella, un silencio sepulcral arrancó las palabras de las bocas que degustaban en el aire el sabor de la cebada, – ¡Por la mierda!, estas cervezas son artesanales, cómo no saben hacer su trabajo, ¿acaso ustedes ineptos van a pagar?, me traigo yo las condenadas cervezas en tu camión José porque me ahorro el reparto de Productos Santa Ana pero a la vez pierdo el seguro, y ahora miren, acabo de perder la mitad de una caja, ¡carajo! – caminó hacia dentro del local pensando en unos míseros pesos que comparados con lo que ganaba semanalmente, eran insignificantes y cerró enfurecido la puerta de su oficina
    Sonó la puerta 3 veces y se abrió cuidadosamente mientras aparecía por detrás la cara sumisa de José, un joven camionero que hacía su mensualidad haciendo fletes como éste y repartiendo cocaína en un camión blanco Hyundai H-100 año 1996 muy bien cuidado – Don Enzo, perdone, sabe que al Kike no se le cayó de adrede, fue un accidente que a cualquiera le puede pasar – el Don tomó su billetera de cuero, hizo un cheque por la suma justa y se lo entregó al hombre – no te preocupes, si lo sé, a veces me pongo mas grave de lo que debo ser, pídele disculpas a tu pioneta por parte mía – se cerró la puerta delicadamente y se escuchó el escape con bramador del vehículo. Ya solo, prendió su computador de escritorio, abrió un documento en Excel y comenzó a calcular mientras el reloj Luchetti de los años 80 regalado por su padre en su niñez avanzaba lentamente hacia el medio día. De repente se abre la puerta tipo vaquero del “John Karpuler Bar”, ubicado en la avenida del mismo nombre, e ingresa un hombre acabado, con una barba de no afeitar en por lo menos cinco días, que tras su corto pelo gris dejaba ver la mirada de alguien que no reía hace décadas. Se acercó a la barra mientras Vidiella soltaba el ratón del ordenador y pidió un churrasco italiano mas una botella de cerveza artesanal. No había llegado la cocinera aún, una mujer anciana muy pequeña con una joroba que la doblaba dejándola del tamaño de un grifo, y dentro de la memoria distorsionada del anfitrión, apareció el recuerdo de que ese día ella se ausentaría - ¡Carajooo! - como una implosión dentro de la mente de Enzo – perdón amigo, hoy no tenemos cocina – entonces el hombre canceló la cerveza pagó con un billete de cinco mil pesos y sin despedirse ni recuperar su vuelto, partió hacia su automóvil y se largó.

martes, 4 de septiembre de 2012

El Hombre Que Espera



La noche amenazaba con ser la más fría del último año,  la escarcha en el tejado de los edificios y ventanas, ocultaban la huella del crimen que inundaba la ciudad. Sirenas de policía no dejaban de sonar, la situación en la ciudad empeoraba cada segundo que pasaba, secuestros, homicidios todo sucedía independiente la hora del día o de la noche.

En una esquina, donde un traficante de heroína comerciaba con su cliente más frecuente, un policía al parecer el jefe de cuadrante, se levantaba un edificio de unos 20 pisos, y en la mitad de él, estaba la habitación de Noise, intentando conciliar el sueño que Penélope le quitaba.

Rodeado de libros esparcidos por el piso y una cama sin hacer, donde los ratones podrían vivir años sin necesidad de salir, Noise  se revolcaba, teniendo la peor pesadilla que algún hombre podría tener.

¡¡Maldito sueño!!, Ingrid de mierda hasta en mis sueños aparece tu asquerosa y grasosa cara. Será mejor salga a caminar, así dejo de pensar en esa bola de grasa con piernas  y vuelvo a mi hermosa Penélope.  – Somnoliento exclamo el doctor luego de despertar de su pesadilla, cogió su abrigo de segunda piel, puesto que era de un animal bastante grande y salió a caminar por las calles.

Las patrullas pasaban por su lado, emanaban el olor del crimen y la corrupción que se movía dentro de los vehículos, como escapando de ellos mismos y ocultando su realidad culpando a otros seres más desafortunados.

Karpuler se llamaba el bar al que llegó, no lo pensó, hizo ingreso, y colocó su humanidad en la silla más alejada de la barra.  Una dosis de cebada en su mayor grado de fermentado fue su mejor compañera por esa noche. Ocultaba su rostro bajo unos oscuros lentes que no dejaban ver su rostro ni ojos, nunca se los sacaba, solo para dormir.

Una linda mujer de a lo más 25 años se acercó para saludarlo. Doctor, ¿Qué hace aquí? – preguntó una dulce voz, que sonaba como el cantar de un gorrión por la mañana de verano.  No quiero hablar con nadie, márchate por favor, no se quien eres – dijo sin levantar la vista. Había rechazado la causa de su presencia en aquel bar de mala muerte. Penélope ¿Por qué no puedo sacarte de mi mente?, ¿donde estarás? – dijo Noise mientras tomaba el ultimo sorbo de su dulce bebida.


lunes, 27 de agosto de 2012

"Un Nuevo Paciente"




 Ahí estaba yo, sentado en mi consulta, ubicada en la esquina de San Joaquín con las tres hermanas, esperando a mi siguiente paciente. Yo solo quería marcharme, volver a mi hogar y dormir.
Eran las 5 de la tarde de un día Martes 12 de Abril, el sol se reflejaba en mi ventana, podía sentirse el sofocante calor en todos lados,  el termómetro marcaba 32 grados. Cantó el teléfono con una desagradable melodía, era ella, con su voz que se asemejaba a la bocina de un camión,  Ingrid, mi secretaria.  Doctor Noise, ya llegó su paciente – exclamó mientras masticaba lo que podía ser la hamburguesa más grasosa que alguien pudiera imaginar. ¿Lo hago pasar? – preguntó.
Sí, por favor Inés. – le contesté con el tono de voz característico de un hombre cansado. Me llamo Ingrid. – corrigió entre mordidas y dientes. Bueno Ignes, o como sea, que pase – le dije bastante mal humorado, solo quería cortar.

Mi paciente era un hombre, de unos 40 años, venía por una fractura en su mano derecha, las marcas en sus puños y forma de fractura, daba la impresión de haber golpeado a alguien. Él me contaba sobre su vida, mientras yo efectuaba el procedimiento, realmente no me interesaba ese tipo, con aliento a alcohol, solo entendí las palabras mágicas,  adiós doctor, lo espero a la noche.

No se que habrá querido decir con lo espero a la noche, pero en fin, tomo mis cosas y me marcho. Cuando paso por al lado de mi secretaria, solo pude ver su abultado pelo y su cara sumergida en un pastel de crema.

No quiero más por hoy, solo dormir, si es que logro dejar de pensar en mi querida Penélope, la mujer más hermosa que vi aquel día en mi consulta, vistiendo un pantalón que marcaba su perfecta figura y una polera color invierno, que cautivó inmediatamente la mirada de su doctor.


"Dr. Noise"



domingo, 26 de agosto de 2012

Existencialismo etílico de un domingo por la madrugada



(...) Hay quienes dicen que todo tiempo pasado fue mejor… el joven vive de la esperanza y el viejo… de los recuerdos… pero algunos pobres condenados, algunos locos psiquiátricos con complejo de elefantes de Dalí, demacrados y deformados por fuera, pervertidos y totalmente anormales, pero con una capacidad de memoria inmensamente inmisericordiosa, macabra y maquiavélicamente manipuladora… pero algunos pobres diablos, como decía, son viejos toda su vida… la memoria, si bien ha sido uno de los grandes dones otorgados a la humanidad, traedora de progresos y avances ha sido la condena y tortura de muchos integrantes de esta masa de casi humanos… algunos de los casi humanos vemos el pasado como la clave del futuro… no tenemos intenciones de ceder ante el progreso… ni ante nuestros “pares” ni ante nuestros (escribo esta palabra con un asco interior inmenso) “superiores”… bienes raíces… un bien raíz se devalúa según varios factores… pero el más importante es el tiempo… el maldito, bendito, endemoniado, santo, caro, sofocante y destructor tiempo… una casa nueva siempre es bonita… su techo es de madera muy noble, sus paredes de fuerte concreto tipo “A” y ladrillos cocidos… sus cimientos de piedras imponentes y cemento reforzado… todo va cediendo ante el tiempo… el cielo se derrumba… las cruces de madera que soportan el techo comienzan a podrirse… no queda más que destruir el cielo, arrancarlo por completo, destruir cada una de las vetas de madera que unen como un todo el techo,  quemar la cruz y quedar a oscuras ante la noche… ante el universo.. lógico, racional, inmenso y absoluto… luego de quedarte a oscuras… sólo contigo … valiéndote por ti mismo… comienza a entrar la humedad, el frio, el calor, comienzan los problemas… el moho carcome las murallas de concreto tipo “A”… tu casa se ve mutilada… caen los cuadros de tus familiares… la pintura de las murallas se torna anaranjada por el oxido ferroso de las cadenas y pilares puestos dentro de las paredes… luego se tiñen de un rojo desesperante para al fin culminar en un negro un tanto verdusco, propio de la gangrena y la lepra… luego de quedarte sin murallas ni techo… comienza lo peor… la naturaleza comienza a llegar a tus cimientos… los principios de tu hogar, de tu casa… el agua inunda los cimientos, los pulveriza cada vez más, el calor los agrieta, los temblores los separan y muelen entre sí mismos… no te queda más que mirar al cielo y esperar… pero el cielo se pudrió, lo destruiste… lo inutilizaste con el paso del tiempo… los terremotos amenazan con destruirlo todo… corres a refugiarte al marco de una puerta… no tienes ni murallas ni puertas, te las ha quitado el tiempo… pero no te preocupes, no hay cielo que caiga sobre ti, ni murallas para ladearse y aplastarte… los cimientos se destruyen… ahora no tienes más que un orificio en la tierra contigo adentro… sé paciente… el viento, la lluvia y el sol te sepultaran el mismo agujero que cavaste…

J. Kross


jueves, 23 de agosto de 2012

"Un nuevo autor"


  Alexander Anich se suma como autor a la novela que relatará esta oscura y real historia. Con su mente plagada de misterio, gran personalidad y experiencia en rol, nos introducirá a un mundo paralelo del que no podrás salir.
  ¡Bienvenido Alexander!

lunes, 20 de agosto de 2012

"Odio ese maldito Bar"


"...Otra vez estoy sentado junto a este maldito computador intentando escribir para desahogarme, todo el día en ese bar me esta volviendo loco. Ya no logro controlarme cuando esos ebrios hijos de puta me repiten sonriendo una y otra vez, Don Enzo, Don Enzo, pensando que haciéndose los graciosos lograrán algún descuento en el desayuno de cebada fermentada que consumen todas las mañanas. Llevo treinta años trabajando en el mismo lugar y he visto como las generaciones de alcohólicos pasan frente a mi..."¡¿qué estoy haciendo?, ¿a quién estoy engañando?!... soy igual a esos ebrios desgraciados, la única diferencia es que mientras ellos duermen en sus lágrimas y vómito, yo plasmo mi infotunio en este intento de diario que quizás nadie jamás leerá.
    Son ya las cuatro de la madrugada y ella aun no llega, la llamo por tercera vez y nada sucede... ¡dónde carajo estás!... - grita Enzo mientras arroja su teléfono reventándolo contra la pared - Me acostaré, asi olvidaré y dejaré pasar este mal día - dijo y luego perdió la conciencia por el cansancio.
     Suena el despertador marcando las ocho en punto y ella aun no aparece - "maldita" - exclama Enzo mientras se acomoda el abrigo y sale a la calle con su peinado diseñado por su almohada y un cigarro que parecía haber sido aplastado por un bloque de tierra. Recoje sus llaves acomodadas junto a la foto de su madre en el escritorio, cierra la puerta principal de un golpe seco, se aproxima a su Ford Mustang año 64 rojo convertible y se aleja - otro condenado y parecido día, dónde mierda estarás - suspira entre una quemada profunda de tabaco y otra..."
   
   

jueves, 16 de agosto de 2012

Un pensamiento social y musical

   No sé por qué hay gente que piensa que el hecho de exigir que se reconozca el trabajo realizado en el ámbito musical es creerse súper estrella del Rock. Nos sucedió en un festival musical en el que ni siquiera se nos tomó en cuenta al momento de escribir nuestro nombre en la descripción de Facebook del evento, no sabemos por qué, y luego por exigirlo amablemente, se nos trató mal con malas palabras desde la producción y con improperios por parte de otros músicos; evidentemente nos retiramos con anticipación y respeto para no generar conflictos a las otras bandas. La música es como cualquier trabajo, y debe ser respetado. Nos gusta entregar material y que la gente lo disfrute, pero si no quieres ver ni escuchar lo que hacemos, por lo menos respétanos. El no apoyar a sus pares y colegas, sea en el ámbito que sea, reduce nuestra capacidad de surgir, y si no hacemos algo al respecto, no maduraremos ni llevaremos a un mejor nivel a nuestra sociedad.
   Exijan respeto, hagan lo que hagan, si se abusa de su honestidad y buenas intenciones en su oficio, den un paso al lado, eso por lo menos pienso yo.

Christopher Anich.

John Karpuler - El Reloj (un cortometraje de Jonathan Anich)

      
   Esta es la primera aparición de Joh Karpuler en una obra audiovisual. Es un cortometraje de Jonathan Anich realizado por medio de animación tradicional (cuadro por cuadro con mesa de luz) para la carrera de animación 3D del Instituto Arcos, asesorado en música y sonido por nosotros.
   Ha sido muy gratificante el poder aportar en la musicalización de obras visuales, pues pensamos que la música llena y libera el alma y que con la adición de imagenes se puede penetrar mas aún en las emociones humanas.

domingo, 12 de agosto de 2012

Volver a vivir el pasado

  
   "Con cierta frecuencia, por no decir todos los días, recuerdo mi pasado y lo recreo en mi mente como si estuviese ocurriendo en realidad. Disfruto los detalles, los sabores, olores y sentimientos experimentados en una época en la que se supone que era feliz, no sé si por incredulidad o por inocencia, no importa, el punto es que lo disfrutaba. Ahora hay cosas que no son iguales, bueno, en realidad nada es igual, las personas cambian, las relaciones interpersonales giran como un un puzzle de cubos; un amigo me dijo algo muy cierto un día, si miras hacia atrás, te darás cuenta de que cada 10 años te relacionas con alguien distinto, las amistades no son las mismas, van rotando, nada es igual, hasta tú eres distinto, tienes otros principios otra idea del mundo, es increíble. Bueno, ahora estoy en ese instante en el que daría lo que fuera por volver atrás, no importa perder lo que he conseguido desde aquel entonces al que añoro llegar, no me importa, pues antes sentía que era feliz y no tenía nada.
   Me miro al espejo y lamento que las cosas hayan sido como han sido, aunque la mayoría de los eventos que modificaron mi existencia no dependieron de mi, o quizás si, no lo sé.
   Ahora seguiré adelante y continuaré viviendo mi pasado para lograr mantenerme en pie hasta que mi alma no lo resista y tropieze con mi llanto..." Enzo Vidiella (27.09.09).

miércoles, 25 de julio de 2012

John Karpuler - Perfecta Obsesión (Instrumental) /Mosquitera Producciones.



     Este es un corto realizado por "Mosquitera Producciones", la empresa de mi hermano Alexander Anich. Él necesitaba realizar un video debido a que se encuentra estudiando animación digital y algo de cine deben enseñarles. Esta obra era para un examen en el que le fue muy bien, por lo que me siento orgulloso de él y de la labor de producción que se realizó con tan bajo presupuesto, por no decir nada de presupuesto, pues trabajamos con equipos de los que ya disponíamos. El tema principal (Perfecta Obsesión) es una modificación de una canción que integra el primer disco de "John Karpuler" pronto a lanzarse. Quisimos añadirle cierto grado de angustia y fuerza al sonido, para exagerar las sensaciones que pasaban por la cabeza de este personaje, quien sufre de un TOC (trastorno obsesivo compulsivo) como se podrán dar cuenta. Es tan perfeccionista con su trabajo que se esfuerza hasta mas no poder, siendo víctima del cansancio, el que lo distrae y genera que no guarde su trabajo en el ordenador, como a muchos nos ha pasado.
  Para lograr escuchar esto como corresponde, deberán escucharlo conectado a un equipo de música o audífonos, pues por los altavoces del computador se pierden muchos detalles, sonando incluso mudo al inicio del corto.
  Espero que les guste,

Chris Anich.

sábado, 14 de julio de 2012

20 de Septiembre...

… Esta mañana me despierto, no tengo tiempo para estar acostado sin hacer nada ni para quedarme disfrutando el pequeño e insuficiente tiempo de sueño que me dejaba la vida y su ritmo incesante, pero hay algo extraño en mi mente, en al ambiente, algo inusual, hay un olor que algunos llamarían agradable: huele a flores… rosas… lo cual es muy improbable en un ambiente como el mío; una habitación rellena con libros, ceniceros, instrumentos musicales y de escritura: la habitación de un enfermo siquiátrico (o la de un erudito). La primera impresión en mi pensamiento del nuevo elemento que se encontraba en mi cuarto, quizás un poco despreocupada e inconsciente fue “huele a funeral… a cementerio… a muerte”, al principio no me molestó: la muerte es una parte imprescindible de nuestro proceso llamado vida, pero luego de pensarlo, de ver que necesitaba más tiempo, necesitaba hacer más cosas, terminar algunos asuntos que la misma vida me había impuesto, no me alegré al oler el condenado olor a las flores de la anciana que vivía en el departamento contiguo, las flores siempre habían estado allí, al igual que su olor, pero nunca las había sentido, supongo que mis sentidos aún se veían dañados por todos los golpes que he recibido en mi infancia, en mi juventud, en mi vida, pero me daba igual… después de todo prefería varias veces no sentir nada… es increíble como te llega a facilitar algunas cosas…
Daban las 7 de la mañana, mirándose en el espejo de un baño con una luz sombría, azulejos amarillentos, pequeños residuos de sangre en el lavamanos… mientras me afeito veo a un pobre viejo, desgastado, demacrado, con cara de lobo viejo y rabioso, cansado del mundo, de sus rutinas, de sus capítulos repetidos, en fin: cansado de la vida en sí… y de la muerte… cansado de este mundo que solo le escupía en la cara una y otra vez y le seguía exigiendo que con sus piernas desgastadas, torcidas y cansadas siguiese bailando al compas de la sinfonía que solía ser la vida pero terminó transformándose en una humillante cacofonía rutinaria, sin embargo, lo que veía en la cara del pobre lobo viejo eran mis ojos, grises y brillantes, desesperados, como queriendo escapar, salir de ese cuerpo magullado e inservible, escapar, ser libre… ser alguien más…
Me pregunté por un segundo al ver a este ser extraño, si al no reconocerse a sí mismo en el espejo se dejaba de ser la misma persona, el mismo ser, con las misma mente y alma, con las mismas ideas y sentimientos, pero recordé mi infancia y recordé también que a lo largo de mi vida había aprendido que sólo viendo los ojos de una persona se puede saber quién es, que intenciones tiene, lo que siente, su identidad… por alguna extraña razón sé que debería estar escapando, como me lo gritan mis ojos en la cara de este extraño, escapar de lo que está a punto de suceder… sé que hoy se rompe un ciclo… termina algo viejo… y comienza algo nuevo…

jueves, 12 de julio de 2012

John Karpuler - Todo (Tref Tre Funk)



   Con respecto a la entrada anterior, esto es lo que pasaba previo al desorden y al caos. Una interpretación de un tema compuesto por nosotros mismos (Christopher Anich y Juan Pablo Loyola), Francisco Morán y Christopher Abrigo durante nuestra permanencia en la banda Rancagüina Tref Tre Funk. Un tema que refleja la confusión, el sentimiento de no ser comprendido, de tenerlo todo pero en realidad no tener nada, escrito por Salvador de Triz, un poeta de la ciudad de Pichilemu que al no encontrar su felicidad, prefirió abortar cualquier posibilidad de vivir.
  En las cuerdas nuestro gran guitarrista Karpuleriano Francisco "Hendrix" Torres, en la voz (junto a su efecto loopeador) Chris Anich y en los sintetizadores, Juan Pablo Loyola.
Gracias a todos los que estuvieron allí.

martes, 10 de julio de 2012

La ira de cumpleaños

   Este sábado celebramos en mi casa (Chris Anich) el cumpleaños de nuestro amigo y productor de la banda, Juan Pablo Loyola, pero las cosas tomaron otro rumbo.
   Mucho trabajo, desde ir a buscar a un lugar retirado los equipos para amplificar una tocata programada para la ocasión, instalar la cantidad infinita de equipos y cables que necesitamos para sonar, hasta ordenar el espacio del evento a la intemperie que previamente estaba imposiblemente desordenado y con cajas, adornos, bicicletas, etc. Empezamos tipo 5 de la tarde a ordenar e instalar las luces y consolas, pero incluso así, terminamos apareciendo a las 2 de la mañana, cuando ya la gente estaba sobre las copas, bailando en ese concho de pisco infinito que permanece durante muchos minutos en la mano. El sonido bien, la acogida de la gente que escuchaba, nada que decir, pero, ¿habrá sido la ira y pena que emiten nuestras canciones la que generó que la locura colectiva un par de horas después?, no lo sé, quizás tendré que entender finalmente que John Karpuler y alcohol es una mala mezcla, a no ser que quieras conseguir algo de euforia incontrolable.